miércoles, 20 de diciembre de 2017

Entrevistando a la Resistencia: Elena Codes Muñoz, artista feminista

En la doceava entrega de Entrevistando a la Resistencia, en que entrevisto a activistas, artistas y, en la mayoría de los casos, ambas; os traigo una entrevista con Elena Codes Muñoz, artista feminista (Twitter: @elengrrl / Instagram: @elengrrl).


Aquí, la descripción que nos ofrece Elena de sí misma:

Nací en Córdoba, y empecé con la escritura cuando tenía trece años porque no soportaba que los finales de los libros que leía y los prolongaba a mi gusto. La verdad que nunca supe que quería dedicarme a esto porque no me inicié apasionándome el arte (no leía, no veía películas, no escuchaba música...) pero me acuerdo de que lo único que tenía claro es que escribir me calmaba. Calmaba la peor parte de mí. Todo cambió cuando me topé con el feminismo y mis escritos empezaron a analizarse. Ahí puedo decir realmente que comenzó todo lo que tengo ahora en las manos, porque me di cuenta de todo lo que había escrito, y la lucha me ayudó a ponerle nombre e iniciarme en la deconstrucción. Me conocí, tanto en mis peores como en los mejores momentos, y sobre todo, conocí mis miedos y  plasmé la parte más horrible y vulnerable de mí. Resultó que había mujeres que se sentían jodidamente igual que yo (ya lo dijo Frida: no estamos solos en este mundo), y ahí comenzó a hacer efecto el "por mí y por mis compañeras"  que ahora tengo tan presente. Porque lo único que soy es una chica que intenta ponerse un límite entre su más puro estado, y el mundo, y que, por suerte o desgracia, ayuda a otras mujeres a no perderse. Mi arte significa estar viva y plasmarlo, y después da la jodida casualidad de que alguien está en la misma mierda que yo pero en la otra punta del mundo, y eso creo que es lo más mágico y real que puedo sacar de esto.


Y ahora, la entrevista.

1. Nos cuentas que te iniciaste en el arte escribiendo, porque leías, y no soportabas que los libros se acabaran. ¿Podrías contarnos cuáles eran, de más niña, tus libros favoritos y cuáles lo son ahora? Y ¿qué libros dirías que te han marcado más como mujer y como feminista (o qué textos en general?

Pues resulta gracioso, ahora que me doy cuenta, porque los libros que antes me fascinaban y me gustaba escribir, ahora son totalmente opuestos. De pequeña me encantaba la fantasía, me alucinaban los mundos raros y misteriosos, y sobre todo que estuvieran basados en algún tipo de batalla y fuera una chica la protagonista. Aunque parezca algo reivindicativo darle la vuelta a los cuentos Disney, me gustaba porque me sentía bien sintiéndome importante y querida. Una de mis sagas favoritas es Memorias de Idhún, de la gran artista Laura Gallego. Por otro lado, el libro que realmente hizo un cambio en mí (el que me inició con  todo lo que llevo entre manos y me hizo llorar por primera vez leyendo) fue Rebeldes de Susan E. Hinton, y me obligaron a leerlo en el colegio. Ahora, los que suelo leer son de poesía y relatos, de autoayuda, o de feminismo. "La mujer rota" de Simone de Beauvoir y "Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes" de Ute Ehrhardt estuvieron entre mis manos mientras creaba Ninfomanía.


2. También nos cuentas que los feminismos supusieron todo un cambio en tu vida, como en las de tantas otras mujeres. ¿Cuáles son para ti, o deberían ser, los objetivos de los movimientos feministas en la sociedad actual? ¿Crees que el feminismo institucional, hegemónico, es suficiente para conseguir la liberación de todas las mujeres (con todas nuestras disidencias)?


Pienso que el objetivo del feminismo actual tiene que ser la interseccionalidad. No me imagino una lucha que no incluya todas las opresiones, y a día de hoy, el feminismo se ha convertido en eso y creo que debe de seguir avanzando por esas ramas. Al menos, es como llevo esta lucha (desde LGTB, y racismo, hasta el especismo). Respecto al feminismo institucional y hegemónico, sé que existe y que seguirá existiendo, aunque no forme parte de ello. Creo que conforme más manchada estás de morado, te da más cuenta de cómo funciona el mundo y de cómo arreglarlo. Por lo que creo que utilizaré una frase de Nuria Valera para definir lo que pienso: " el asentamiento del feminismo institucional ha supuesto un cambio lento y difícil para todo el feminismo, ya que éste, a parte de su vocación radical, -no hay nada más ajeno al feminismo que lo políticamente correcto-, siempre se había desarrollado alejado del poder".


3. Pero volviendo a los libros. Y a la escritura. Eres la autora de "Ninfomanía: sé mala". ¿Qué le contarías de tu libro a alguien que nunca antes haya oído hablar de él? ¿Cambiarías, ahora mismo, algo de él? Pero, sobre todo ¿qué es lo que más te gusta de él, lo que lo hace verdaderamente auténtico y sobre todo, tuyo?


Ninfomanía fue mi grito de libertad, Sol.  Es decir, ese desahogo cuando ya no puedes más y no te das cuenta de lo que tienes entre la cabeza y las manos. Fue mi camino para reencontrarme y dentro realmente se puede ver el proceso de aprendizaje. Es un acto de amor, de rebeldía a mi propia felicidad, de renovar todo lo que había construido. Trata de mi más puro yo intentando salvarme, pero en aquel tiempo pensaba que era el enemigo, y supongo que eso es con lo que más se identifican las personas, porque solemos odiar lo que más nos quiere querer. No cambiaría nunca nada de lo que hice en aquella época porque no estaría aquí si no fuera por ello, por lo que tampoco cambiaría nada de lo que escribí.  Creo que con esto he respondido a las tres preguntas, pero por si acaso, le diría a quien no sepa nada de él que Ninfomanía da miedo porque espanta a los fantasmas que más están con nosotras, y hace preguntas de las que no sabríamos diferenciar si la respuesta está dentro o fuera de nuestra mente.


4. Escribir puede ser difícil. Hasta doloroso, aunque para mí acabe por sanar las heridas que ya estaban ahí antes. ¿Qué puedes contarnos sobre el proceso de escritura de tu libro? ¿Qué consejos le darías a una joven escritora, especialmente a una mujer que se verá probablemente ninguneada en un mundo de hombres, que trata de comenzar a plasmar en palabras escritas sus pensamientos e ideas?


El proceso fue desolador. No fue ninguna maravilla, y es más, no estaba escribiendo para un libro. Estaba pasando por una malísima época y no paraba de escribir, y conforme avanzaba el tiempo, decidí juntarlo todo para terminar algo por una vez en la vida. Nunca se me ha dado bien terminar proyectos, y creía que éste iba a hacerme sentir mejor, pero la cosa, aunque dé pena reconocerlo, es que después de siete años con la escritura y como principal objetivo terminar un libro, no sentí nada. Absolutamente nada. Como si me acabara de comer un plato de lentejas. La misma importancia. Empecé a reconocer mis propios méritos e ilusión cuando volví a sentir, y sobre todo, al darme cuenta de que alguien me agradecía al leerme. Puede que eso sea lo más gratificante, cuando una chica dedica algo de su tiempo para escribirme y decirme que lo estoy haciendo bien. A las chicas que se están iniciando, les diría que apuntasen en un papel los objetivos, los "noes", lo que quieren llegar a ser y lo que no, y que ese papel no solo se lo guarden en la chaqueta, sino en la cabeza (y en el corazón). Personalmente, no he conocido aún el machismo puro de esta nueva vida, pero sé que existe, por lo que ese papel lo tengo bien guardadito (poco a poco) en mí.


5. En tus fotografías, podemos encontrar algunos desnudos, así como autorretratos. Respecto a los primeros ¿te crea algún tipo de contradicción retratar a mujeres desnudas o semidesnudas en una sociedad patriarcal que nos (híper)sexualiza por defecto? ¿Cómo dirías que se puede lograr crear un ambiente de comodidad con la mujer que figura en la foto, un ambiente de confianza y respeto, si es que se puede (yo creo que sí)? Y, respecto a tus autorretratos ¿qué puedes contarnos sobre el poderío que reside en ser quien enfoca, quien aprieta el botón y decide cómo, cuándo, dónde mostrarse a sí misma como mujer?


Sé que hay mujeres a las que les puede llegar a crear contradicción, y lo entiendo. Personalmente, aún no me ha creado ninguna porque he descubierto que mi deconstrucción funciona visibilizando para normalizar, y comprendo que hay personas fuera que sentirán igual que yo. De todas maneras, es cierto que de vez en cuando hay que hacerse autocrítica, y analizar lo que queremos con lo que se expone a lo sociocultural. Por supuesto se puede conseguir un ambiente de respeto y comodidad con la modelo. Antes de cada sesión, le pregunto a la modelo cuales son sus límites, y dejo claro que ella es la que tiene el poder sobre su cuerpo, que no le voy a pedir nada de lo que no esté acordado y que puede echarse atrás de lo que se haya hablado sin ningún tipo de incomodidad. Después de eso, todo es crear una lista de Spotify, cantar, reírse, y hablar de la vida mientras la fotografías. Con los autorretratos, me gusta ser la enfocada cuando soy la que aprieta el botón. Me gusta saber que antes era incapaz de hacerlo aunque me encantase mi cuerpo, y que ahora esté pensando en hacer un libro solo con mis desnudos y autorretratos. Resulta mágico ese crecimiento personal cuando te deja de dar miedo algo simplemente por enfrentarte a ello.


6. Por último, estoy segura de que a todas nos encantaría conocerte un poco más. ¿Qué puedes contarnos sobre ti, sobre lo que te da esperanza, sobre lo que te hace feliz, sobre lo que te hace infeliz y sobre todo, sobre lo que te ayuda a seguir adelante en un mundo tan cruel? Desde la espiritualidad hasta el deporte, pasando por el arte en todas sus formas (tanto en calidad de creadora como de público) y los vínculos con otras personas, el activismo... ¡háblanos de ti!


Esta pregunta me ha encantado porque no sabes la cantidad de veces que me obligo a responderla. Me considero una persona que siente demasiado el mundo, y puede ser maravilloso y terrorífico si no vas bien equipada. Me hace feliz sentirme bien y saber que estoy haciendo mi camino con firmeza y alegría. Me llena darme cuenta del momento, de lo que estoy viviendo, hacer cosas para evitar caerme al mundo, y hablar solo con la Elena del ahora, no del futuro o del pasado. Me inspira la conexión que tiene la vida en mí, ver la belleza pura en las cosas, lxs artistas que están igual que yo, y los sentimientos cuando no te importa mucho el mundo. Me aterra que acaben conmigo, y me arrebaten la alegría y firmeza. Me aterra el mundo cuando no sé mirarlo con mis ojos, y me aterra convertirme en una persona con una vida cotidiana y triste (sé que nunca pasará pero me aterra). Me da miedo no darme cuenta de lo que es importante, que me pierda por otra persona, que no llegue a ser en lo que quiero llegar a convertirme, y no demostrar al mundo lo que soy capaz de hacer. Me da miedo tener tanto miedo que sea incapaz de hacer algo, y a la vez, no ser capaz de sentir el miedo que se necesita para poder avanzar sin caer en el dolor. Una vez escribí en mi diario algo que creo que puede definir bien mi perspectiva ante esto, y es: "me da miedo quedarme sin bragas al llegar la noche, y me da miedo que el mundo me aterre de la manera en que ahora mismo lo está haciendo. ¿Está todo tan hecho mierda cómo lo estoy viendo? ¿es esto real? ¿soy real? No voy al ritmo de este planeta, lo siento, pero estoy viviendo en un lugar que es totalmente lo contrario a mi más puro yo y me estoy destrozando cada vez que respiro. No sé si quiero continuar. A veces el mundo me da tanto miedo, hay tantas cosas para dejarlo, hay tantas cosas para decir "mira, para, que aquí me bajo yo". Odio la vida, pero amo vivir. Creo que esa es la mayor contradicción en mí. No sé, a veces todo es tan extraño, porque vas destrozada a casa, y de pronto, entras y ves a tu madre que se ha quedado despierta hasta tarde para esperarte y saber que estás bien, y joder, por qué sigo aquí y por qué me encanta toda esta mierda". 

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